Es necesario que me separe un poco de la línea del relato para dar detalles del acontecimiento ocurrido hace unos pocos días.
Es de público conocimiento – sólo un ignorante no estaría enterado a estas alturas – que continúa la persecución política de los vengativos setentistas. En esta ocasión, decidieron ir a la carga con dos pobres e indefensos ancianos, ya condenados anteriormente por jueces corruptos e hipócritas, en un intento de seguir desacreditando a los héroes de la patria. Me refiero, por supuesto, a los ex presidentes Videla y Bignone y el reciente juicio por robo de bebés. ¡Robo de bebés! ¡Por favor! Hasta cuándo van a seguir las mentiras.
Quiero aclarar, antes de iniciar mi actual relato, que yo ya hube entrado a la clandestinidad cuando los hechos aquí reseñados tuvieron lugar. Seré conocido, por lo tanto, como Mario Kempes (no es ésta, en realidad, mi nueva identidad), amigable vecino de Bella Vista. Dicho esto, doy comienzo a mi relato: